Época: XX9
Inicio: Año 1915
Fin: Año 1925

Antecedente:
Berlín. Dada revolucionario

(C) Virginia Tovar Martín



Comentario

Muy activos políticamente y muy radicales -para ellos Dada era un grito de combate-, los dadaístas berlineses editaron panfletos, manifiestos, periódicos... y participaron en la sesión en que se constituyó la república de Weimar, en febrero de 1919. Allí, Baader, el más Dada de todos, Oberdada, repartió panfletos en los que se informaba de que pronto tomaría el poder el Consejo Dada para la revolución mundial; en otra ocasión, en la catedral de Berlín, el mismo Baader interrumpió al predicador. Tampoco Franz Jung se paró en barras: robó un barco en altamar, en el Báltico, y lo llevó a Leningrado como regalo a la Unión Soviética. Sin embargo, el acto más espectacular de Dada en Berlín tuvo lugar en junio de 1920, en la galería de Otto Burchardt, la Primera Feria Internacional Dada, organizada por Hausmann -Dadasoph-, Heartfield -Monteur dada- y Grosz -Marshall-. Allí se expusieron casi doscientas obras dada de toda Europa, en un clima de provocación, que iba desde el tono político de la Feria hasta la obscenidad manifiesta, pasando por un claro antimilitarismo.Las bestias negras, o los leitmotivs de la Feria eran la república de Weimar, con las secuelas de la guerra: mutilación, hambre, miseria, prostitución... que se presentaban con toda crudeza, y la concepción burguesa del arte. En el marco de la crítica artística se exhibían, entre otras muchas cosas, Obras maestras corregidas, montadas por Grosz y Heartfield, sobre cuadros de Picasso y Rousseau y Obras de escultura de la antigüedades perfeccionadas, como la Venus de Milo y el Apolo de Belvedere, que alcanzaban su perfección mediante cabezas modernas. Heartfield en el anuncio de la Feria decía: "El movimiento dada conduce a la desaparición del mercado artístico". No era menos brutal la crítica política: el soldado alemán colgado del techo con cabeza de cerdo, llamado el Arcángel prusiano, los cuadros de Otto Dix, Aptos para el trabajo en un 45 por 100 y de Grosz, Alemania, un cuento de hadas (destruidos), aparecían junto a octavillas, grabados, fotomontajes, collages, muñecos... y frases como "El hombre dadaísta se opone radicalmente a la explotación; el sentido de la explotación no produce más que necios y el dadaísta desprecia la necedad y ama el sinsentido".En Berlín la situación política era tan acuciante que incluso este tipo de acciones, que provocaron un proceso por injurias al ejército del Reich, se quedaban cortas para los artistas, a muchos de los cuales el compromiso les llevó a la liga espartaquista. Por otro lado, muchos de los rasgos del expresionismo berlinés de los años veinte están presentes ya en la Feria Internacional Dada.